La Comunión Anglicana es un don preciso y una realidad enriquecedora

4 February 2016

Mientras oraba y reflexionaba durante la semana pasada y el Encuentro de los Primados se aproximaba, me di cuenta de cómo ha sido preciosa la realidad anglicana para mi.

Desde mi infancia he visitado y vivido en diferentes países, atesorando las cálidas bienvenidas de las iglesias locales siendo parte de la familia de la Comunión.  Estos encuentros han enriquecido mi fe y también han fortalecido mi entendimiento de que cada miembro posee dones únicos y diversos que integran el Cuerpo de Cristo.

Esto lo podemos ver claramente en la Alianza Anglicana que reúne a las iglesias y a las agencias de la Comunión buscando expresar la preocupación de Dios por los pobres y vulnerables de hoy por medio del trabajo de auxilio, de desarrollo, de defensa e incidencia pública.

Desde la perspectiva de la Alianza, la Comunión es una familia que se caracteriza por una interdependencia profunda con un discipulado en cooperación, exactamente como participamos conjuntamente en la misión de Dios en el  mundo. Esto se refleja en las marcas de la misión: testificar el amor de Jesús para todas las personas, responder a las necesidades humanas, trabajar por la justicia, la paz y la reconciliación y salvaguardar la creación.

Pertenecemos a una Comunión en la que cada uno de nosotros posee diferentes dones, como también diferentes necesidades. En un mundo en el que podemos recibir y dar, estamos todos interconectados en la esperanza y la creatividad a través del amor de Dios.

La Alianza Anglicana tiene esta percepción a través de la Comunión de una misión compartida y de mutua interdependencia, que día a día se establece como base de la Comunión.

Cada vez que un lugar se ve afectado bien sea por un desastre natural o por un conflicto, la Iglesia con valentía, responde inmediatamente a las necesidades humanas y al mismo tiempo, alrededor del mundo, se activan redes interconectadas para saber cual seria la mejor manera de ofrecer apoyo tanto en oración como en acción.

Recientemente un miembro de la Iglesia en Burundi dijo frente a la actual crisis en este país: “sabemos que no estamos solos, tenemos hermanos y hermanas alrededor del mundo orando por nosotros”.

En el área de desarrollo, las iglesias de toda la Comunión ofrecen diversos dones enriquecedores, a través de contribuciones teológicas, habilidades técnicas, tiempo y otros recursos que son compartidos mutuamente.

Un ejemplo claro es el movimiento para acabar con la esclavitud moderna. Cada parte de la Comunión entiende este problema como una crisis.  El Arzobispo de Canterbury y el Papa se han unido junto a otros líderes religiosos haciendo un llamado para reunir esfuerzos en lo que han denominado “un crimen contra la humanidad”

La Comunión ha empezado a conectarse compartiendo su visión, sus talentos y recursos en esta lucha. Los que han sobrevivido a esta esclavitud han dicho que los trabajos conjuntos de la Iglesia en todo el mundo son la clave y la esperanza para poner fin a la esclavitud moderna.

Igualmente, la Comunión se pronuncia fuertemente a favor de la justicia y la paz, uniendo las preocupaciones de los Anglicanos en las comunidades más sufridas a través de nuestros líderes locales y globales.  En la recién Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático, los líderes Anglicanos hicieron sonar las voces de los miembros de la Iglesia que son directamente afectados por los cambios desastrosos de los niveles del mar y del comportamiento climático en si.

Esto ha sido de inspiración y humildemente nos ha dado aliento para continuar fortalecidos en las actividades que la Alianza Anglicana desempeña para testificar con acciones dentro de la Comunión, hablando y viviendo una evidencia cristiana de lo que significa estar conectado por lazos de afecto, preocupación y cuidado por las personas más pobres y vulnerables.

Estos lazos de la Comunión contienen profundos significados en el mundo atribulado y sufrido.  Necesitamos estos lazos para responder de forma sencilla pero profunda a la preocupación de Dios por todas las cosas y el anhelo de ver su Reino establecido así en la Tierra como en el Cielo

Estos actos compartidos en el mundo son señales vivas de koinonia – la visión neo-testamentaria del mutuo compartir y el cuidado de unos con los otros, de la comunión en hermandad, y el estar a favor del bien común del Pueblo de Dios, una expresión tangible de lo que significa ser Iglesia.

Traducido del Inglés por: Dr.  Elias David Morales Martinez